Extra issue 5, “Manuel II Paleòlogo, Emperador de Bisancio (1391-1425)”

Manuel Paleólogo es, sin lugar a dudas, un protagonista muy importante de la historia del imperio bizantino. Es, en forma concluyente, quien atestigua que el imperio sigue siendo tal en el siglo XV, aún cuando muchos historiadores digan que todo terminó en 1204.
Mientras él vivió, Bizancio continuó siendo representado por un emperador de cuna noble, un hombre notable que tuvo energía e inteligencia suficientes como para soportar la difícil época que le tocó vivir, para controlar la política de los Balcanes en mucha mayor medida de lo que sus propias posibilidades le daban, y que, por si eso fuera poco, como si hubiera sido un aventurero o un buscador de tesoros, vivió las aventuras más increíbles que le podían estar reservadas a un príncipe bizantino.
No hubo en la Historia del imperio un hombre igual a él, ya que no se reunieron en nadie más las diversas circunstancias que se dieron en el sentido de ser un gran emperador con un pequeño y reducido imperio en decadencia. A él le tocó mandar en la capital y en escasos territorios a su alrededor, en las ciudades de la costa del Mar Negro, en las ciudades de la costa del sur de Tracia, en Tesalónica, y en el Peloponeso, donde el despotado de Mistra llegaba a su apogeo cultural a pesar de la amenaza otomana. No se puede siquiera imaginar lo que sentiría Manuel cuando el imperio de su padre se iba desmoronando poco a poco y derrumbándose todo lo que en el futuro le tocaba gobernar.
No tuvo una vida fácil, no vivió en enormes palacios con múltiples salas lujosas ni conoció tesoros exorbitantes como sus antepasados, los emperadores de los siglos anteriores. Estuvo preso varias veces acorralado por los más difíciles acontecimientos; formó parte de la corte del sultán obligado por las circunstancias; debió incluso mandar un ejército que conquistaría una ciudad bizantina para el sultán. Manuel soportó todas estas humillaciones de forma estoica y valiente, para sobreponerse a cada una por vez y lograr establecer la mejor política posible y alcanzar a superar los sucesos fatales que se sucedían a velocidad vertiginosa.

Rolando Castillo

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